Trailer "Marató amb Nadó"
Edición: Cynthia Reschke
Fotos: https://goo.gl/photos/yoaHmf8h4eMymmgZ6
El títol del projecte fa referència a la cursa de resistència que s'ha de fer per poder criar. Aquest projecte tracta sobre les precàries condicions en les quals es troben la majoria de mares i pares a l'hora de criar i consta de: Un cicle de trobades familiars, la realització d'un documental sobre la maternitat i una "marató amb nadó" per tal de visibilitzar aquest assumpte considerat "domèstic".
Si miramos lo sucedido en las últimas décadas del siglo XX en España, tanto el mercado laboral femenino como el modelo familiar "male breadwinner" (hombre proveedor de ingresos-mujer ama de casa) comienzan a experimentar importantes transformaciones. Aunque si bien es cierto, no tanto como resultado de cambios institucionales, políticos u organizativos que apuntaran en esa dirección, sino básicamente como efecto de las decisiones de las propias mujeres. Sin embargo, la creciente incorporación de las mujeres al trabajo de mercado, no tiene como resultado el abandono del trabajo familiar: las mujeres continúan realizando esta actividad fundamentalmente porque le otorgan el valor que la sociedad patriarcal capitalista nunca ha querido reconocerle.
Lo impresionante es que estos cambios culturales y de comportamiento realizados por las mujeres no han tenido el eco correspondiente en el resto de la sociedad. Ni los varones como grupo de población ni las instituciones diversas han querido enterarse de los cambios profundos vividos por las mujeres. En consecuencia, el funcionamiento social no ha experimentado transformaciones sustanciales y los efectos de la nueva situación han tenido que ser asumidos por las propias mujeres.
El resultado es que la organización de nuestras sociedades vista desde fuera puede parecer absolutamente absurda e irracional. Seguramente si una “extraterrestre” sin previa información viniera a observar nuestra organización y desarrollo de la vida cotidiana, plantearía una primera pregunta de sentido común: ¿cómo es posible que madres y padres tengan un mes de vacaciones al año y las criaturas pequeñas tengan cuatro meses? ¿quién las cuida? o ¿cómo es posible que los horarios escolares no coincidan con los laborales? ¿cómo se organizan las familias? y ya no digamos si observa el número creciente de personas mayores que requieren cuidados directos. Probablemente nuestra extraterrestre quedaría asombrada de la pésima organización social de nuestra sociedad. Sin embargo, tendríamos que aclararle que está equivocada: no se trata exactamente de una mala organización, sino de una sociedad que continúa actuando como si se mantuviera el modelo de familia tradicional, es decir, con una mujer ama de casa a tiempo completo que realiza todas las tareas de cuidados necesarios. Y si esta mujer quiere incorporarse al mercado laboral es su responsabilidad individual resolver previamente la organización familiar.
Es decir, las organizaciones e instituciones sociales -y la sociedad en general-, siguen sin considerar que el cuidado de la vida humana sea una responsabilidad social y política. Esto queda claramente reflejado en los debates sobre el Estado del Bienestar donde es habitual que educación y sanidad se discutan como los servicios básicos y necesarios que debe ofrecer el sector público y, sin embargo, nunca se consideren, ni siquiera se nombren, los servicios de cuidados. Cuando de hecho, son por excelencia los más básicos: si a un niño no se le cuida cuando nace, no hace falta que nos preocupemos por su educación formal, sencillamente no llegará a la edad escolar.
Así, en la medida que las mujeres se han ido integrando al mercado laboral, ha ido desapareciendo el modelo familiar "hombre proveedor de ingresos - mujer ama de casa" y se ha ido abriendo paso un nuevo modelo que tiende a consolidarse: el hombre mantiene su rol casi intacto pero la figura del ama de casa tradicional tiende a desaparecer, lo cual no significa que ésta abandone sus tareas de cuidadora y gestora del hogar, sino que de hecho asume un doble papel, el familiar y el laboral.
En consecuencia, las mujeres enfrentadas casi en solitario al problema de “conciliar” tiempos y trabajos (familiar y laboral) han hecho de “variable de ajuste” entre las rigideces de ambos trabajos: las necesidades humanas (biológicas y relacionales) y las necesidades productivas y organizativas de la empresa, con costes importantes, particularmente para ellas, de calidad de vida. Este proceso de “conciliación” ha exigido a las mujeres desarrollar distintas formas de resistencia individual, adaptaciones y elecciones diversas que tienen que ver con reducciones del trabajo familiar, con la organización del trabajo de cuidados y con formas específicas de integrarse en el mercado de trabajo.
No obstante, el proceso de incorporación laboral de las mujeres les ha significado introducirse en un mundo definido y construido por y para los hombres. Un mundo -el mercantil- que sólo puede funcionar de la manera que lo hace porque descansa, se apoya y depende del trabajo familiar. Un mundo para el que se requiere libertad de tiempos y espacios, es decir, exige la presencia de alguien en casa que realice las actividades básicas para la vida. En este sentido, el modelo masculino de participación laboral no es generalizable. Si las mujeres imitaran el modelo masculino ¿quién cuidaría de la vida humana con toda la dedicación que ello implica?
La ayuda por hijo no cubre ni los pañales
625 euros al año apenas llegan al 8% de la manutención
21-M. El próximo 21 de mayo se abre el periodo para solicitar las ayudas previstas en la Ley de Dependencia. Se beneficiarán personas mayores, discapacitados y enfermos mentales que no pueden valerse por si mismos.
Liberto Senderos, Instituto de Política Familiar de Cat.
Cada hijo nos sale por más de medio sueldo
Catalunya retrocede en el ranking de ayudas a la familia
Hijos muy caros ¿Cuánto cuesta mantenerlos? | |
GASTOS | AL MES/EUROS |
Papillas | 30 |
Pañales | 60-100 |
Toallitas | 10 |
Cremas/colonias | 20 |
Ropa | 70-80 |
Leche | 60 |
Guardería | 150-300 |
TOTAL | 400-660 |
El pasado martes 15 de mayo un jardinero del parque de Montjuic se vio obligado a llamar a
Las “acampantes” esperaron quietitas a
La sorpresa del Guardia Urbano fue mayor a la del grupo acampante cuando constató que se trataba de madres del barrio de Poble Sec que apetecían respirar un poco de aire fresco y jugar con sus bebés sobre la hierba.
“Nosotros hacemos nuestro trabajo” - había expresado el jardinero y volvía a repetirlo, ahora, nuestro Guardia, dejando entrever en su mirada cierta comprensión y complicidad mientras las madres respondían: “No tenemos espacios verdes donde ir con nuestros hijos”.
La realidad es que estas señoras, que también intentan hacer su “trabajo” (cuidar, criar y educar a sus hijos), buscan sitios donde estar con sus hijos en la ciudad de Barcelona.
Turistas y viajeros gozan de una amplia gama de espacios y actividades donde desarrollarse, pero ¿en qué lugar quedan las madres con sus bebés?
Parece “una acampada” pero somos 6 madres, 6 bebés y 12 amorosos pechos buscando, simplemente, espacios verdes donde poder disfrutar y darles algo de la madre naturaleza a nuestros hijos.
Paula Di Bello
CARMEN MORÁN - Madrid - 22/05/2007
Las mujeres que ganan terreno en el ámbito laboral suelen perderlo en el personal. Entre las directivas, un 18% renunció a su baja por maternidad y las que aceptaron ese permiso vivieron con temor las consecuencias que ello pudiera acarrear en su futuro laboral. En el caso de los hombres directivos sólo tomó esos días de baja paterna un 12%. Sin embargo, a ellos les reportó una buena imagen social. Una encuesta del Instituto de Estudios Superiores de la Empresa (IESE) revela, además, que las mujeres deciden sobre su promoción en función del tiempo que les quede para estar con la familia.
"Hace tiempo que no hablo del techo de cristal, que es el que imponen los hombres y algunas mujeres llegan a romperlo y alcanzan puestos altos en su empresa. Prefiero hablar del techo de cemento, que es el que colocan las propias mujeres a sus ascensos laborales: prefieren no ascender porque saben que las jornadas de trabajo en el nuevo puesto no les dejará tiempo para la familia, para la vida personal", explica Nuria Chinchilla, directora del Centro Internacional Trabajo y Familia del IESE.
Una encuesta on line entre un millar de directivos y directivas revela que las mujeres en puestos altos prescinden incluso de la baja maternal a la que tienen derecho. "En ellos es peor, sólo la tomaron un 12% y eso que cuando se les encuestó sólo podían coger dos días por nacimiento del hijo, no 15, como ahora", dice Consuelo León, del IESE. Lo que revela esta encuesta es que ellas tienen temor a las repercusiones laborales de estas bajas mientras que, para los hombres, el hecho de atender a sus hijos supone un extra de reconocimiento social, explican estas investigadoras. Casi la mitad de las directivas que emplearon su tiempo de maternidad lo consideraron un periodo "negativo" para su vida laboral. Sin embargo, el 69% de los hombres disfrutaron plenamente de esa baja. Aunque está por determinar cuántos hombres no cogen el permiso paternal porque en su empresa no lo verían bien.
La vida personal y familiar tal y como está entendida sigue lastrando las decisiones que toma la mujer en la empresa. Así lo expresan en la encuesta: el criterio determinante a la hora de tomar una decisión sobre la trayectoria laboral es la posibilidad de conciliar el tiempo de trabajo con el personal y el familiar. Para los hombres, sin embargo, pesa lo mismo la promoción profesional que ese equilibrio. Por debajo de esas consideraciones, a ellos les motiva más el aumento de sueldo y a ellas el reto que comporta el desempeño de nuevas tareas.
"Las empresas van a pagar ese techo de cemento que se ponen las mujeres y ahora también algunos hombres jóvenes que no quieren tener esos horarios, porque, al final, sólo tendrán directivos que son máquinas de trabajar y que no ven al empleado como una persona, sino como otra máquina de trabajar. ¿Qué obtienen? Gente desmotivada, quemada y menos comprometida. Por eso España está a la cola en productividad aunque echamos muchas horas en el trabajo", interpreta Chinchilla.
En la encuesta se observa también que un 10% de las mujeres en puestos altos son autónomas y sólo un 2% de los hombres. Y un 30% de ellas cuando salen del mercado laboral es para crear su propia empresa o hacerse autónomas. "Es la única manera que tienen de equilibrar el trabajo y la vida personal, siendo sus propias jefas", añade esta experta. Siempre son más mujeres que hombres las que piden excedencias, reducción de jornada o incluso abandonan el trabajo por el cuidado de los hijos y siempre contestan que ha sido algo negativo para su vida laboral, mientras que ellos, los pocos que lo hacen, lo viven sin problemas.
Preguntados, directivos y directivas, a qué dedicarían más tiempo en la actualidad, el 34% dice que a los hijos, el 29% a la pareja y un 20% al ocio. A un 10% le gustaría tener más horas para seguir formándose y eso que se trata de una población con estudios superiores y cursos de posgrado. Por último, el ladrón del tiempo no siempre es el trabajo; también se mencionan los atascos de tráfico, la falta de puntualidad y de combinación entre los transportes públicos y las escasas medidas de apoyo desde las instituciones públicas para equilibrar la vida personal, familiar y laboral.